12/22/2005

The Wall y Modernidad Líquida


Este miércoles, por azares del destino, me pasé una buena tarde con Elisa y Malko viendo una película muy interesante.

Elisa me lo había comentado por el MSN, y bueno, yo iba en un plan más bien pirata (ve, copia y retirate), pero la fuerza de la visión me sobrecogió. Estamos hablando de la Opera Rock The Wall, que colocó en las puertas de la inmortalidad a Pink Floyd con una visión ácida y poderosa acerca de lo que el sistema es capaz de hacer para alienar (nunca el término marxista estuvo mejor usado) a una persona y lo que se puede desatar a consecuencia de esta constante represión, que inevitablemente conduce a que los peores se encumbren.

Así hemos tenido ilustres miembros de la Historia Universal de la Infamia como Hitler, Idi Amín Dadá, Ferdinand Marcos, Suharto, Stroessner o Pinochet u Osama Bin Laden ¿Y por qué? porque existen como resultado de una pugna de poderes que crea personas con labores específicas para un juego dado (digamos, la guerra fría) pero cuando el negocio termina, se vuelven problemas políticos al ser demasiado rádicales o peligrosos para la "fachada" de la nueva imágen que se quiere dar (con esta línea de pensamiento no me sorprende que el riesgo país haya subido a consecuencia de la "Amenaza Humala")

la sociedad (o quizás sea una percepción sobresimplificada mía), embebida por la alucinación utilitaria de la "Utopía de la comodidad permanente" (en un post anterior hablo sobre el tema) entonces, se presume una especie de unilateralidad respecto a lo que se espera de la política, la economía y la sociedad, lo que no es de sorprender por la naturaleza misma de esta.

Al respecto, Elisa me mencionó Este Artículo que ha publicado en su Web y que, citando al investigador pólaco Zigmunt Bauman (¿será Zigmund?) menciona que la "modernidad" es un concepto líquido.

¿Por qué? por los cambios que su propia evolución se impone, si comparamos los conceptos de "moderno" que las diversas generaciones anteriores han tenido pues se hace bastante notorio que el cambio sucede, y lo que permanece (aunque no por mucho tiempo) es uno mismo.

Bauman termina con la siguiente frase (según recuerdo) "No hay razones sólidas para ser optimista, pero Dios nos libre de perder la esperanza lo cual resulta al mismo tiempo intrigante y conmovedor.

Es interesante ver como la percepción que tenemos de un individualismo creciente de la falta de cuestionamientos al Statu quo (que se define en términos económicos, no políticos ni ideológicos) contrasta con las evidencias que la evolución depende tanto de la competencia como la cooperación, según menciona este artículo de The Economist.Entonces ¿Qué crea la enajenación? esa es una preugunta clave, que me temo, aun no tiene respuesta. Y hay muchas perspectivas al respecto, en todo caso, el debate sobre que es ese extraño que llamamos "ser humano" continúa activo y continuará, aunque, como quizás sugiere este artículo, se nos estén acabando las ideas.

En todo caso, depende de cada uno de nosotros no aislarnos de nuestro entorno. ni desconectarnos de nosotros mismos, ya que, en tiempos inciertos como estos (y que seguirán siéndolo) no hay nada más claro en que confiar que en la historia propia y de nuestras relaciones. De otro modo, terminaríamos en la cacofonía de Falubert o en un permanente diálogo de sordos (que no es algo demasiado lejano a lo que nos pasa ahora) entonces, está en nosotros el crecer, el deber de crecer.

Un viejo post pendiente sobre Cine


La verdad este es un comentario sobre una película que vi hace tiempo ya, y que por cuestiones de tiempo he dejado en pendiente.

La Película, que tuve oportunidad de ver en el Centro Cultural José María Arguedas del CAFAE-SE, se llamaba Vuelan las grullas (Летят журавли,1957) ganadora de la palma de Oro en Cannes, está ambientada en la camapña rusa en la segunda guerra mundial.

Digida por Mikhail Kalatozov, narra una historia de amor que se ve frustrada por la guerra, además de las secuelas del horror que esta deja en cada uno de los involucrados en ella, directa o indirectamente.

Originalmente basada en la obra de teatro de Viktor Rozov (quien escribió el guión) se centra en la perspectiva de la heroína Veronica (Tatiana Samoliova), quien enamorada y comprometida con Boris (Alexei Batalov), ve su unión frustrada cuando él, henchido de orgullo patriótico, se enlista de voluntario para ir a la guerra.

La historia, lejos de ser una típica fabula hollywoodense donde el amor triunfa a pesar de todas las barreras, es una historia de desencuentros y pérdidas. Primero: Veronica pierde a sus padres en un bombardeo y termina viviendo con la familia de Boris, quienes la admiten como una hija, y luego, termina contrayendo matrimonio con el cobarde y ópaco hermano menor de Boris, Mark (Aleksandr Shvorin), quien usa su escasa habilidad con el Piano para reuhir el frente) quien al parecer, la ultraja durante un bombardeo.

la tensión central del argumento es entonces ese conflicto interno que se manifiesta en todas las acciones de Veronica, esperando noticias de quien ama, pero a quien ha traicionado. Veronica no se permite a sí misma el lujo del perdón ni por las personas que la han puesto en este predicamento ni por ella misma, e, incluso siendo plenamente consciente de la muerte de Boris por intermedio de uno de sus compañeros de frente quien es encargado por este antes de morir de avisar de ello a su novia.

Lo verdaderamente impresionante de la película es la capacidad tanto del director como del camarográfo Sergei Uruzevski, de crear un lenguaje que hace creíble tanto la realidad como las emociones de los personajes, es notable la gran variación de tomas que usa en cada secuencia, las que, junto con la música de, crean secuencias que consiguen un impacto emocional sobrecogedor. En especial la secuencia donde Veronica se entera de la muerte de Boris y la escena final, cuando todos regresan de la guerra y ella busca a Boris, sabiendo que no va a hallarlo y entrega flores a otros soldados mientras sus lágrimas no dejan de caer. es decir, El atractivo de la historia está, exclusiva y principalmente fundamentado en la actuación de Samoliova, y eso es lo que, junto a la capacidad visual del director hace a esta película tan conmovedora, a pesar de no ser intencionalmente melodramática.

Salí de la sala con pensamientos inquietantes acerca de arte y creación, que iban más o menos así:


Dado que el arte es una cuestión de expresión más que todo, entonces, ¿Podríamos decir que existe algùn nivel de expresiòn superior a otro?

Personalmente, creo que no. Pero en beneficio del Cine, puedo decir que es la forma expresiva que, como arte, Combina a la mayor cantidad de habilidades y recursos, donde la imaginación es verdaderamente libre para exprsar algo, y es que hay cosas que ningún texto es capaz de expresar o enfatizar con suficiente fuerza como un rostro triste o como (recuerdo) la endurecida expresión de Juliette Binoche en Azul, presa de un dolor tan lacinante que sencillamente paraliza.

Esto me llama a pensar que, quizás sería un buen reto ponerme a escribir guiones para cine.

12/14/2005

Ciencia Ficción Peruana


Alfa Eridiani, un Fanzine español editado por Jose Joaquín Ramos, ha publicado un número monotemático (LLamado Eridiano) referente específicamente a Trabajos de Ciencia Ficción producidos en el Perú.

En él se pueden encontrar cuentos de autores reconocidos (Enrique Prochazka, José Adolph, Eugenio Alarco, Adriana Alarco, etc.) así como aportes de otros más noveles (de entre los que conozco aunque sea de vista: Manuel Antonio Cuba, Jorge Luis Revilla, Giancarlo Stagnaro y Yelinna Pulliti, entre otros, en los links pueden hallar más relatos de ellos.) dando como resultado un volumen (200 páginas) de lectura bastante interesante.

Este servidor participa en este número con el cuento Un ayer yace entre flamas, ya publicado en Internet y que he mencionado en otros posts, la verdad es que la idea original era mandar el relato de "Space Opera" La Vía, como un preview de la novela que escribiría a partir de esta, pero la idea se me fue de las manos y acabó siendo una novela corta de 13000 palabras, aprox. Otro intento de hacer un cuento corto (La reina del hielo) no funcionó, y el editor tuvo que escoger entre los dos ya publicados. Ni modo :(

Bueno, espero que disfruten la lectura de este Eridiano, que, además está prologado por Luis Bolaños, actual presidente en funciones de COYLLUR-APCFTF.

PS.- NO ES POR AUTOBOMBO.

11/22/2005

Lecturas y escrituras pasadas y pendientes y... el estrés de parciales

Bueno, es cierto que tengo una barbaridad de cosas que postear y lo peor de todo es que estoy en plena semana de exámenes parciales aquí en la LUNIversidad Nacional de Ingeniería, he dado ya tres exámenes y me faltan dos, el viernes.

Aparte de que trabajo en el colegio los Jueves, tengo el día de mañana para ponerme al día con los cursos (especialmente Investigación de Operaciones II) y un par de trabajitos pendientes. Pero bueno, a lo mejor también posteo algo.

A las lecturas:

En estos meses me he despachado ya unos cuantos libros más y aunque tengo un GRAN PENDIENTE en Olympos de Dan Simmons, bueno, continúo relatando.

1.Un camino a casa de Ted Sturgeon, una colección de cuentos de buena factura, que me regaló Daniel Salvo y que son bastante sencillos de leer y con una tesitura que va de lo intrigante a lo estrictamente melancólico.

2.Viaje por Tres Mundos, recopilación de cuentos de Ciencia Ficción Rusa (entre los cuales están Arkady y Boris Strugartski) de muy buen nivel, aunque no se puede negar el compromiso con la causa política y una narrativa más "literaria" que el promedio de la Hard SF norteaméricana, lo que me recuerda a uno de mis autores favoritos, el pólaco Stanislaw Lem.

3.Pirómides, de Terry Pratchett, es el sexto que me leo de su serie del Mundodisco, y es probablemente uno de los mejores, no me reí tanto como en la Luz fantástica, pero vaya que es bueno.

4.NeverWhere, de Neil Gaiman, que aun estoy leyendo y promete mucho.

En cuanto a los escritos, termine un avance del proyecto de Novela La Vía, actualmente es una novela corta de casi 13000 palabras, pero con tiempo, podré convertirla en algo más decente. Tengo un cuento a medio hacer llamado La Reina del Hielo, pero no me decido a terminarlo, al igual que con Cuenta Adelante, cuya segunda parte no me atrevo a postear.

En fin.

Mi otro yo (o al menos uno de ellos)


Encontré un link para elaborar tu personaje de Southpark a tu gusto, y digamos que me salió este... un poco medieval, pero pasa.

Suficiente, y ahora...a postear sobre asuntos más serios.

10/27/2005

Alas Oscuras - Apéndice

Unos agregados más al cuento de los posts anteriores:



1. Primero que nada, muchas gracias a la sra.Adriana Alarco por molestarse en leerlo y señalarme mis errores, realmente lo aprecio.
2.Este es el Poema de Maya, completo, lleva el mismo nombre del cuento, y, desde luego, lo escribí yo.


Alas Oscuras

Fue en un tibio amanecer
que la orquesta celeste
animada de fantasmal brillo
resonó, y en los cielos
pronunció la palabra.

Y, en ese mismo tiempo
la búsqueda se inició
la misma oculta palabra invocando
un destino desatado.

¿Dónde hallas? ¿Dónde buscas?
preguntaron quienes dejamos
a lo largo del camino
ocultos, dejándo atrás
antiguas formas

Y, dejadas al tiempo
la búsqueda terminó
y aquel ultimó hombre, desfalleciente,
pudo decir:

"Entre los cuatro espacios de una palabra
Y los cinco silencios de un nombre
El rozagante espíritu habita
Y conforma a todos los hombres.
De arena, de sangre y sudor
De lágrimas, gloria y amor.
Desde lo que prometimos, en el mismo amanecer
Hasta, lo que con reticencia, nos hemos
Obsesionado en negar."

Un ave de alas negras recorre, en sombrío vuelo
Sus heladas alturas
Y busca, como buscas dentro del espejo.
El reflejo del alma.

Ocultas brumas agitan
sombras en el espejo
retornando entonces
a su naturaleza primera
un viaje que nunca termina de comenzar.


Esta es la letra de la canción que inspira el título del relato, es de la banda de Rock Gótico holandés Within Temptation, la canción pertenece a su album Mother Earth, que contiene al magnífico Single Ice Queen, inspiración para otro relato.

Dark Wings

Why was I one of the chosen ones?

Until the fight I could not see
The magic and the strength of my power
It was beyond my wildest dreams

Dark wings they are descending
See shadows gathering around
One by one they are falling
Every time they try to strike us down


Don't you die on me
You haven't made your peace
Live life, breathe, breathe
Don't you die on me
You haven't made your peace
Live life, breathe, breathe

As they took your soul away
The night turned into the day
Blinded by your rays of life
Give us the strength we needed

Alas Oscuras (II)

Esta es la parte final del relato.



6.

El amanecer del siguiente día lo había recibido animado, más cercano al optimismo ahora que había descansado como nunca antes.

Salió de la cabaña, mirando el largo sendero por delante y comenzó a caminar, silbando una tonada que su hermano mayor le había enseñado.

Mientras descendía por la cuesta que se revelaba como un ancho camino hacia un valle rebosante de verde, donde el ganado pacía tranquilamente, y a una buena distancia, se perdía en una mezcla de colores verde y arena.

“El color de la cercanía del mar.” Pensó el niño, mirando alrededor, y no encontrando, como esperaba, a nadie con quien hablar ni a quien preguntarle direcciones, ni siquiera un animal lo suficientemente inteligente para...

-¿Qué haces aquí, niño?- dijo una vaca al verlo pasar a cierta distancia, intrigada.

-Busco el camino al mar. Respondió orgulloso, -¿y qué haces tú aquí?
-Lo mismo de siempre. Espero que mis amos vengan a llevar su parte.
-¿Tus amos?¿dónde están?
-En esa casa.- Dijo, señalando con la cabeza a una cabaña en la cual una chimenea dejaba salir humo de leña.

El niño no lo pensó dos veces y se dirigió hacia allá, se paró frente a la puerta y la tocó.

Nada.

De nuevo.

Nada.

Abrió la puerta. No había nadie, a pesar que el hogar estaba encendido, los platos puestos y los juguetes regados en el piso, ni una sola persona.

Asustado, salió corriendo, conteniendo las lágrimas de miedo.

La vaca, al verlo contrariado le preguntó:

-¿Por qué no vuelves a casa, niño? Aquí no es tu lugar-

Era cierto, ¿por qué no volver después de todo? Entonces, decidió tomar el camino hacia...

No lo recordaba.

No recordaba de donde había venido ni el rostro ni la voz de los que conocía, era como si nunca hubiera estado allí.
Sin saber que hacer, se sentó a la vera del camino a llorar, la desesperación lo horadaba y el camino, antes ancho y certero, se le hacía ahora interminable e incierto. Contuvo sus lágrimas por un instante, enjugándolas.

A fin de cuentas, las cosas estaban claras. No había a donde volver, pero tal vez hubiera a donde ir, si es que, como creía recordar, el camino se abría hacia algo que debía hallar, ya había algo que había perdido y que debía recuperar.

“Una por otra.” Pensó, y, levantándose, echó a andar con renovada energía, aunque la expresión de su rostro permanecía sombría.


7.

Lo llamaban Nemo.

No sabía cuando habían comenzado con esa costumbre, ni cuando había iniciado con el hábito de llamarse así a sí mismo.

Era una de esas cosas de las que no se daba cuenta, salvo en sus más forzosas y dolorosas retrospectivas, sepultadas dentro de sí mismo bajo capas aluviales de insignes fantasías.

Había una vez o había habido algún tiempo en el cual, la persona correcta (o cualquier persona en realidad) podría haber sido capaz de escuchar de él, en sus propias palabras, de qué demonios se trataba todo ello y por qué y todas las fechas y sucesos relacionados con el origen de su renombre.

Pero aquel momento definitorio no había ocurrido, dejando a la incógnita el “Si hubiera habido alguien con quien hablar de ello...” No lo sabía y no lo sabría nunca, probablemente.

Sentía como en su pecho estuviera una especie de dique, compuesto de todas esas emociones que había dejado de lado y pretendido olvidar y alas que no podía obviar ya.

A pesar de la opresión que sentía, aun no dejaba salir nada, ni rastro de emoción alguna. Nemo –que no era su nombre- había dejado de confiar en sí mismo (cosa que nunca había hecho muy bien) y en el resto del planeta. Y es que ¿cómo puedes hacerlo de otro modo?

Había rastreado el origen de sus aflicciones, sentado, pensando en su torre de marfil, hasta el punto en que, tembloroso, lloraba en lo más oscuro de una habitación mientras a su alrededor, gritos e imprecaciones llenaban la sala. Y él, detenido en medio de ninguna parte, sin saber qué hacer.

-¿Por qué te es tan difícil hablar de ello? – la voz de Maya sonaba tan informal como el día de otoño en que, sentados frente a la mesa de la fonda, desayunaban café con tostadas y mermelada.

-No lo sé, es que es algo que tiene tan poca importancia.
-Sabes que no es eso.
-¿entonces?-. Contestó casi en automático
-deja de ocultártelo- había contestado ella –estás molesto contigo mismo.
-¿Molesto…?- dijo él, sin saber qué decir ahora, que todo tenía tanto sentido y tan poco a la vez.

Hasta antes de ese instante, todo había sido una huída, todo había sido, bajo el influjo de la aplastante realidad a la cual no toleraba por un hecho bastante pueril (al menos para él) NO SE SOPORTABA A SÍ MISMO.

De 9 a 5 y de 5 a 10, cuando correspondía, se encargaba de efectuar a cabalidad su papel de “alguien”, de “protagonista de las horas” había aprendido lo suficiente en las yermas arenas de la vida para saber donde entrar sin quemarse, y así, había reunido un trabajo y suficiente dinero para financiar su estepario proyecto de vida.

Y ahora estaba de vuelta, exactamente donde había comenzado.

Paseaba sin mayor apuro por la zona empresarial de la ciudad, reconociendo lugares y personas, algunos rostros, que no lograba distinguir del todo bien, le sonreían al pasar y le saludaban, recordándole que uno siempre deja huella.

Caminó hacia la puerta del edificio donde tenía su oficina, antes de salirse del mundo, antes de escaparse de todo y dejar de pelear para dedicarse a otra pelea peor: la de no escucharse a sí mismo.

No se atrevió a entrar.

En vez de ello, siguió derecho por la alameda de árboles desnudos en esa época del año, que llevaba al malecón donde había jugado cuando niño y que, desembocaba como siempre lo había sabido, en una playa tan gris como el resto de la ciudad.

Caminó hacia allá, sintiendo su corazón latir con un extraño sentimiento que parecía una mezcla entre euforia y nostalgia.

Casi podía verla.


8.

Era la última colina.

Había sido la última colina, después de la última duna y después del último recodo del polvoriento camino, que se había abierto, alejándose del valle que, inexorablemente descendía hacia el mar.

La vegetación propia de la pradera montañosa aparecía más cercana a un bosque de árboles pequeños y frutales, como zarzamoras y manzanos, que crecían a la vera del camino, dando sombra en medio del tórrido calor del estío.

El niño se sentó, cansado, a la sombra de un árbol de zarzamora de proporciones regulares, mientras cogía aire para seguir andando.

Había caminado un día y medio ya, descendiendo desde las planicies altas donde había hablado con los animales y buscado una luz que lo llevara a recuperar parte de lo que, sin saber por qué, le había sido arrebatado.

Ahora era el momento en que las explicaciones debían comenzar a fluir… o eso esperaba.

Cerró los ojos, concentrándose en un paisaje.

Una casa, lejos, verde todo alrededor, una pequeña plaza se abría en frente del portón que indicaba el frontis. Una puerta abriéndose, niños como él saliendo, sonrientes a jugar.

Volvió.

Un cambio en el viento lo regresó al camino y al calor, una ligera alteración de la consistencia de la realidad.

Un olor salobre.

Ya estaba cerca.


9.

El gris, después de todo tenía sus encantos, si es que uno sabía verlos.

Maya había ido a la playa aquella tarde sin tener una verdadera razón para justificar sus acciones, es decir, andaba tan a la deriva como el resto del tiempo, excepto por aquel viaje…

“¿Por qué no regresar?”

Había enfrentado esa interrogante varias veces en los últimos días, junto con la punzante sensación de sentirse fuera de lugar en la gran ciudad, ¿qué andaba mal? a pesar de la familiaridad de la ciudad y su ambiente, algo la impulsaba a regresar a aquel pueblo, ¿qué era?

Recordaba las conversaciones con la gente tras las largas jornadas de trabajo o sus paseos al valle para hacer bocetos que no se convertirían en cuadros, y sobre todo, las conversaciones de las noches de viernes en la tienda de Juanito, hablando, como siempre, de todo y de nada.

Un desayuno de Domingo con Nemo -o como se llame- le había revelado, a través de las palabras que le había dicho, una verdad que se aplicaba también a ella, aunque siempre había vivido por encima de ello, sin preocuparse de esas cosas.

Pero ¿debía preocuparse?

Miró en derredor, el mar estaba tranquilo e invitante, casi como si pudiera caminar por la imposible línea que lo separa de la arena, casi tan bueno como para componerle un poema.

Se quedó, allí, mirándolo por suficiente tiempo para ver su vida pasar, tan gris como el encapotado cielo encima de ella, y entonces, en silenció, lloró, mientras pensaba en las ocultas sílabas del poema que había sobrevivido.

No supo cuánto tiempo había pasado cuando de levantó y comenzó a caminar, yendo hacia ningún lugar, sabiendo ahora que las heridas que ocultas siempre vuelven, independientemente de cuanto tiempo pasen desde entonces, de este modo, una huída es solamente la persistencia en el error, la perpetuación del dolor.

“Si pudiera recordar ese poema…”


10.

Al fin había llegado.

Cubriendo todo el alcance de su visión, el tranquilo mar progresaba inmutable en sus ondulaciones y en ese momento, el niño sintió la tremenda ansiedad de saber que la pregunta que había rehuido por todo el viaje aparecía ahora frente a sus ojos.

¿Qué hacer ahora?

Se sentó en la playa a pensar sus opciones, no recordaba de donde había venido, de modo que no tendría un camino a casa hasta que pudiera recordar, ahora, si sólo fuera cuestión de ir en alguna dirección o dejar algo aquí.

En ese momento, las palabras del cuervo resonaron en su mente

-Y el niño abrió la alforja, sacando de ella el único objeto singular que poseía: la piedra de colores que el cuervo le había conferido y entonces…

La arrojó.

La piedra, lejos de caer una vez llegado al cenit de su trayectoria, siguió elevándose, cambiando de forma y dejando ver de pronto.


-Un ave de alas oscuras.

Nemo sonrió, siempre lo animaba el leer aquella historia, cuyo abrupto final no significaba tanto para él como los símbolos involucrados: crecer, dejar pasar algunas cosas, cambiar, algo que él se había ocupado de no hacer.

De pronto, al cerrar el libro, el papel con el poema salió volando, impulsado por la brisa, lejos de él.

Y entonces el niño, sentado en la playa recordó de improviso como había venido y por qué, y más importante aun, como regresar a casa.

El descubrimiento había venido acompañado de la repentina visión de otras personas, el mundo que se había negado a ver, los otros, tal como los imaginaba, entre ellos, pudo ver a un hombre y una mujer, leyendo juntos un poema.


-Es muy interesante.- dijo Nemo.
-Nada que ver, ¡no bromees conmigo!- replicó Maya.

Conversando y riendo, se alejaron de la playa, dejando atrás al mar.

Nemo sonreía para sí mientras caminaba, escuchando a Maya, sabiendo que, detrás, en la playa, el niño estaría sentado mirando al sol de la tarde que acababa de salir, tomándose un respiro antes de emprender el camino a casa y esa ave de alas oscuras no volvería jamás.

10/26/2005

Alas Oscuras (I)

Este es el relato mainstream que había comentado en posts anteriores, debido a su longitud, lo coloco en dos partes.




Alas Oscuras


If you read this line
Remember not the hand that wrote it
Remember only the verse
Songmaker's cry the one without tears
For I've given this strength
And it has become my only strength

-Tuomas Holopainen.

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…que nos une es profundo, fuerte y extraño.”

Había terminado de leer el viejo poema de Gibran, anotado en el mismo cuaderno que había atesorado desde que cumplió dieciséis, recibiéndolo como regalo de alguien a quien, irónicamente, no podía recordar bien.

Se levantó del diván, en el cual había pasado las últimas tres horas contemplando a los efectos que hacía la luz sobre los diversos accidentes del tejado, otro vicio que inventas cuando la baraja de opciones de cosas para hacer se reduce a casi cero.

Sabía que tenía que salir, aunque hubiera frío en el pueblo, y no quedara nadie con quien hablar de nada que mereciese la pena desde la partida de Maya, de quien no había recibido ni una carta.

Se preparó para todo o casi todo mientras, en el fogón, la tetera comenzaba a protestar, indicando el final de su labor.

Sería, de nuevo, una noche fría y larga.

Aseguró la puerta y caminó, sin demasiada prisa, hacia la chingana del pueblo, era fin de mes y los labriegos tendrían más chismes que comentar, más chistes que compartir y sobre todo, más vino para consumir.

“Era cierto.” Pensó, “no se puede esperar mucho más en este tren de vida, pero ¿a quién le importa?”

Maya, cuando aun había estado allí, se sentaba todos los viernes frente a la ventana que daba al camino, con una copa de vino rosé y una taza de té, mientras llenaba su libro de ilustraciones fantásticas: dragones, casas voladoras, hombres con espadas y mujeres indómitas, guerras de lanzas, espadas y armaduras y castillos imposibles.

“Es como si los hiciera para cada saliente del relieve.” Se dijo a sí mismo mientras entraba a la chingana.

-¡Juanito! ¡Dos de lo de siempre!

Había tenido este pensamiento recurrente, un sueño de esos que no se olvidan con facilidad: un desierto, y a pesar de ello el viento daba una sensación de humedad, Maya parada allí contemplando la inmensidad del cielo en la línea donde el celeste se encuentra con el ubicuo color de las arenas, ella, sonriendo, miraba como un pájaro se le acercaba, posándose en su mano.

En ese momento volteaba a mirarlo.

Él despertaba.

¿Por qué no podía recordar que ave era?


1.

-No te preguntes- le dijo –si es que estás en el camino correcto–sino si estás en este camino por la razón correcta.

El niño, asintió, confundido, aunque sabía que no estaba lejos de la costa (donde creía que se hallaba el final de su viaje) pero tenía una de esas sensaciones que indican a las claras que en el asunto en cuestión hay muchas más cosas de las que se esperan de primera mano.

-Y ¿ya has decidido?- continuó el cuervo, casi fastidiado por la inacción de su interlocutor.

El niño sacó de un bolsillo de la chaqueta que tenía puesta una nuez naranja y la arrojó tal como le había sido enseñado en casos de necesidad.

La nuez se fragmentó en varios pedazos, pero sólo uno, al caer, indicaba una dirección

-Hacia el este, donde anidan las águilas y las aguas fluyen torrentosas.- dijo el cuervo, ceremonioso.

-Si, hacia allá voy- repuso el niño, más para darse animo que para señalar el rumbo, que adivinaba tan incierto como el tramo inicial.

Ya había olvidado el porqué del viaje.

Lo que, en un principio, tras dejar de lado a su madre y hermanos atrás, había sido una jornada de búsqueda, se había vuelto un misterio total, al ver, en aquel ancho mundo que ni siquiera los cuentos del abuelo Franco, a la luz de la fogata de los sábados le habían ayudado a imaginar en su complejidad y detalle.

El camino solitario en el cual circulaba había sido hollado continuamente y no daba señas de abandono, así que era posible que se cruzase con alguien más en el camino, pero…

…¿Dónde se habían ido todos?

“Ni modo, a seguir.” Pensó el niño, haciendo un recuento mental de sus provisiones mientras el sol de mediodía comenzaba a decrecer, indicando el inicio de una lenta tarde de otoño.

En el interior de su alforja, algo vivo comenzaba a latir.


2.

No era igual, después de todo.

Maya acababa de probarse el último vestido de la tienda, sin tener la más mínima sensación de satisfacción que uno espera cuando la prenda se vuelve la segunda piel de uno. A una no muy prudente distancia, una vendedora fruncía el ceño, sintiéndose interiormente burlada, aunque no fuera capaz de poner esa emoción en palabras que ella misma pudiera entender, o que, en el mejor de los casos, se negaría a aceptar.

Hacía rato que Maya se había dado cuenta de ello y dudaba entre comprar el vestido que se probaba por compasión a la vendedora o quitárselo y salir de la tienda a buscar con sus amigos alguno que no estuvieran usando para ponérselo, a fin de cuentas, sus necesidades no eran demasiado suntuarias.

“De hecho,” había dicho Marcela, una de sus amigas “tus necesidades son tan desatendidas que da igual que existan o no.” Luego habían reído y Maya había hablado de lo tonta que era por pensar así de sí misma, y Marcela le había dado una palmada en el hombro para decirle “muchacha, tienes que creer en ti misma.”

Eso había sido antes del viaje, antes del pueblo y los meses en blanco, antes de los lazos y las separaciones y las tardes de estudio de la naturaleza arruinado por su divagar entre mundos que no eran el suyo.

-Maldita sea.- dijo para sí, mientras salía de la tienda con un paquete en la mano y su mochila al hombro (había comprado un vestido al azar) –a este paso no voy a terminar nunca la escuela de arte.

Tomó el bus hacia la playa, sentándose cerca de la mitad, en un asiento que daba al pasillo, a su lado, un joven con ojos chispeantes miraba a la ventana, donde un ramillete de chicas salía de la tienda, sonrientes y llenas de paquetes con ropa nueva, los tiempos podían haber cambiado, pero algunos hábitos nunca lo harían.

“¿Por qué nunca le hallé la gracia a eso?” Pensó, mientras el bus iniciaba su marcha. Puso su mochila (que había dejado en custodia al entrar a la tienda) sobre su regazo y el paquete de la compra al costado del asiento, no le importaba realmente si alguien lo tomaba.

El joven al lado de ella la miró, intempestivamente, como si hubiera tenido una revelación y rehuyó la mirada, llena de ansiedad, al mirarlo ella a él.

-¿Si?- dijo ella cortésmente.

-Disculpe…- dijo el joven, tímido –es que lo vi y no pude evitar darme cuenta-
-¿vio qué?- respondió Maya, sorprendida.
-El tatuaje de su muñeca.- replicó el joven, señalando a su muñeca derecha.
-Oh.- dijo Maya, le había prestado tan poca atención que apenas recordaba su existencia –si, tengo uno.
-¿Es una mariposa? –preguntó el joven, sin atrever a mirar más.
-No, es un ave.- contestó Maya, sonriendo compasivamente.
-¿Qué ave?

Maya dudó por un segundo.

-La verdad… no lo sé.

Fue todo lo que conversaron durante el viaje.


3.

“Lo cierto es que no hay nadie por aquí.” Dijo el niño mientras, yendo por el camino, atravesaba una hondonada que, probablemente, había sido un bosque leñero.

Ya se había hecho de tarde y tendría que buscar un lugar donde guarecerse, su espalda le pedía a gritos un lecho blando donde recostarse, tras varios días de dormir a la intemperie.

Estando ya a punto de iniciarse el crepúsculo, divisó una cabaña, y, pensando en lo afortunado que sería esa noche, enrumbó hacia ella.

El suelo, desde el camino y hasta la aparente entrada de la cabaña estaba recubierto de un musgo verde-azulado que no era propio de la comarca y que se impregnaba en todo lo que tocase.

La suelas de sus zapatos estaban azules cuando llegó, casi resollando, a la oscura puerta de la cabaña, que lucía intimidante bajo la escasa luz natural que aun había.

Tocó.

Volvió a tocar. Ningún ruido del otro lado.

Acercó sus manos a la puerta para empujarla hacia delante, esta cedió sin mayor resistencia.

Entró.

Ruidos de animales que habían estado y salían espantados ante su presencia podían oírse, aunque el no pudiera verlos en medio de la oscuridad reinante. Buscó la base de la chimenea que había visto desde lejos, encendiendo fósforos para guiarse.

Poco tiempo después, se calentaba frente al fuego de la chimenea, mientras hacía un recuento de sus provisiones y cenaba un par de panes con carne salada, Había encontrado varias ollas utilizables y estaba usando una de ellas para hervir agua para beber, esta noche sería un manjar.

Cogió la última piedra que le dio un búho al inicio del camino:

“¿Qué caminos busco?” Le había preguntado al ser más sabio de los alrededores, cuando te encuentras en un bosque, claro.
“Sólo los que vengan de ti.” Había respondido el búho, mirándolo fijamente a los ojos como siempre hacen las personas mayores cuando quieren reforzar su punto de vista.
“¿Pero dónde...?” había pensado por un segundo antes que el búho siguiera hablando:

“Por allá, al norte. O al sur, cualquier dirección es igual de buena si el corazón sabe a donde ir.”
“Si ¿no?”
“¿Lo sabe el tuyo, niño?” Había dicho, mirándolo como quien reprende a un tonto.
“No realmente, pero sé lo que quiero encontrar.” Había respondido, envalentonado.
“Eso es un comienzo.” Había dicho el búho, irónico, como si supiera que detrás del discurso no había más que incertidumbre y miedo.
“Toma esto.” Replicó el búho, amable, de hecho, podría pensarse que sonreía a pesar de ese pétreo rostro de predador.”Te ayudará.”
El niño lo cogió, sintiendo su textura rugosa, pero distinta a cualquier cosa que hubiera tocado hasta ahora. Tenía la forma de una nuez, pero era ligeramente más grande, casi como un guijarro.

Era diferente esencialmente en algo –y no era algo que pudiera sentirse de buenas a primeras con sólo verlo o tocarlo- parecía comunicar algo: sensaciones, imágenes, un alfabeto de signos que el niño no había conseguido descifrar.

De allí había sacado la idea de ir al mar, cuando al tocarla una noche, había sentido la urgencia del océano y su brisa salobre.

Regresó al objeto a su alforja y se acurrucó cerca de la chimenea, había encontrado unas mantas y la noche sería menos fría así.

Durmió sin sueños.


4.

Amanecía de nuevo.

La sucesión de horas en las cuales la misma lista de actividades pasaba de su mente a sus manos y de regreso era una de las cosas que le indicaba que su vida, como la conocía (o como siempre la había conocido) andaba por el camino correcto, aunque, ciertamente, no era de las personas que anda preguntándose si tal o cual cosa es lo correcto o no. Su vida se había erigido sobre dos convenciones principales:

  1. Si fastidia a alguien está mal.
  2. Si te fastidia a ti, peor.

Había terminado la mañana, y él ya había terminado las labores de la granja por el día, eran tres años, siete meses, diez días y nueve horas ya desde que dejó la ciudad, harto de la tensión y decepcionado por una serie de razones que no podía confesar ni a la almohada.

Su trabajo (un puesto de asesor de negocios en una consultora de contabilidad) le había reportado tan buenos ingresos que su jefe, medio en broma, le había dicho “después de esto es casi un hecho que no tendrás que trabajar por el resto de tu vida.”

El lunes siguiente, cuando le presentó la carta de renuncia, ante la expresión atónita de su jefe, le dijo.

-Sólo le estoy tomando la palabra, señor.

Salió del edificio con sus cosas en una caja y suficiente dinero en cheques, bonos y acciones para preguntar que podría hacer con él.

Había comprado, al día siguiente, una casa de campo y se había mudado de inmediato, pensando cumplir su preciada ambición de escribir novelas de espías.

Al principio lo intentó con denuedo, sin preocuparse demasiado de cosas como convenciones literarias y estilo, a toda marcha, terminó su primer borrador en dos meses y medio.

No volvió a escribir más.

Había descubierto que, lamentablemente, no tenía talento para decir lo que quería decir como quería decirlo y eso, siendo como era y teniendo la edad que tenía, era algo que uno toma tiempo (léase años) en aceptar.

Entonces, había equipado la casa de campo como una granja y se divertía manteniéndola mientras sus rentas se encargaban de mantenerlo a flote.

Dos veces al mes iba a la chingana del pueblo a ver qué novedades traía Marcos, el tendero de la ciudad, los periódicos, aun si fueran de meses atrás, tenían para él ese atractivo de lo inmortal e inevitablemente cierto, siendo para él tan tremendos como la idea de que, bueno, un día sencillamente no estaría aquí para ver este estrecho y accidentado mundo.

No había ansiado compañía humana fuera de las dos o tres personas que lo ayudaban en las tareas de la pequeña granja, y por lo general, tras terminar con el almuerzo, se sentaba en el diván de su sala a contemplar, pasiva y pacientemente, el pasar de las horas.

La Guía de supervivientes anónimos era su lectura de cabecera –eso cuando se acordaba que las palabras existían y tenían un uso- la había comprado el día que renunció, venía de oferta junto con un cuento infantil que había leído a medias, y que esperaba leerle a un hijo suyo cuando lo tuviera.

-¿Un hijo?- se dijo a sí mismo, sacado por segunda vez en una semana de su habitual imperturbabilidad.
“¿Un cuento? ¿Un hijo?” Pensó. “Dos pensamientos no autorizados en cuestión de segundos eran un claro síntoma de que algo no anda bien, de que algo necesitaba ser cambiado.

Saltó del diván hacia su librero, buscando el cuento que había comprado, mirando por todos los estantes sin hallarlo. Corrió a su alcoba, miró debajo de la almohada y estaba allí, con su tapa dura impresa a cuatro colores con un dibujo de un niño con una alforja y un sombrero, vestido de una forma que recordaba a un tirolés, frente a él, un largo camino que se perdía en el horizonte y parecía descender de las montañas a la costa.

Ni siquiera prestó atención al título, sólo abrió la tapa, esperando no hallar lo que recordaba que estaba allí:

Lo dejo aquí, para que no te olvides de donde has venido.
MAYA-

Cerró el libro, atónito, casi temblando, incapaz de articular palabra ante lo sólido y terrible de tal afirmación, ¡ella lo había leído!

No sólo eso, ¡había puesto una nota para que él no olvidara!

-Pero, ¿olvidarse de qué? Estaba bien como ahora, pasando los días, si preocuparse ni hacer nada y viviendo de los frutos de su propio trabajo.

Pero ¿cuánto tiempo más seguiría así? ¿Por cuánto más resistiría su propio aburrimiento?

Algo se quebró dentro de él, como si fuera un cristal esperando a que la mínima presión la convirtiera en astillas desperdigadas. Entendió una serie de cosas que se empeñaba en negar y en ese espacio interior que reservaba para las cosas que temía, el rostro sonriente de Maya aparecía una y otra vez, exactamente como en su sueño.

“Es cierto.” Pensó, “esto no puede seguir así.” Acto seguido abrió su armario, sacó una maleta, la más pequeña y colocó dos mudas de ropa que siempre había guardado para la ocasión (aunque no supiera cuál.)

Si se apuraba, podría coger el bus de las seis a la ciudad.

Ya era tiempo.


5.

Ella lo oía recitar poesía, una y otra vez en su mente. Mientras, en la realidad, él yacía encima de ella, impulsándose hacia dentro de ella una y otra vez, sin la menor consideración por las sensaciones de ella.
Lo había conocido en un bar del centro, donde había ido con Marcela y María, quienes la llevaban en el plan de “bueno niña, diviértete un poco.”

El tipo era uno de los que en la barra, le habían estado haciendo ojos desde que llegó, no desanimándose a pesar de no recibir señal alguna de aquiescencia de parte de ella.

Había olvidado algo, “¿qué día era hoy?” Pensó, esa era una de las cosas que más le costaba recordar.

En su viaje a aquel pueblo se percató de ello, le era demasiado difícil mantener coherente el paso del tiempo sin periódicos ni televisión, máxime cuando la rutina de las cosas por hacer resultaba tan igual un día que el otro, salvo los viernes, cuando se sentaba en la ventana de la tienda de don Juanito para hacer estudios de la luz y el paisaje de montaña, que ofrecía muchos contrastes, al contrario del monocorde y casi desértico panorama cromático de la costa donde ella vivía.

La respiración de él se aceleraba y lo sentía esforzándose dentro de ella, oleadas de placer ascendían desde su vulva, y, aunque las sentía, no era capaz de abandonarse por completo a él, siempre había parte de ella que se mantenía “aquí-y-ahora” o, mejor dicho “en-algún-lugar.”

Lo había imaginado parado sobre una mesa recitando una de las poesías que había escrito durante su periplo y luego entregado al fuego (¿o no?) Mientras, ella, anonadada, lo miraba con ojos de niña encandilada y deseaba poner el mundo a sus pies.

Entre los cuatro espacios de una palabra
Y los cinco silencios de un nombre
El rozagante espíritu habita
Y conforma a todos los hombres.
De arena, de sangre y sudor
De lágrimas, gloria y amor.
Desde lo que prometimos, en el mismo amanecer
Hasta, lo que con reticencia, nos hemos
Obsesionado en negar.

Un ave de alas negras recorre, en sombrío vuelo
Sus heladas alturas
Y busca, como buscas dentro del espejo.
El reflejo del alma.


Lo imaginaba recitándola, tal como ella la recordaba, deformada por el tiempo y la memoria que corrige todo sin objetividad alguna. Él ya estaba terminando, y ella, para no hacerlo sentir mal del todo lo acompañó en el coro de chillidos, gemidos y susurros que se acostumbran en estos casos.

-Estuviste genial.- decía él, mientras le daba un beso
-Gracias.- ella sólo atinó a decir, sonriendo casi compasivamente.
Ahora lo recordaba.

Había dejado un último poema escrito, justo después de leer un extraño libro con un cuento infantil que no lo parecía.

Y se había quedado, allí en el pueblo, en la casa de Nemo (o como-se-llame.)

-¡Maldita sea!- exclamó mientras se vestía, él ya se había ido, dejando un papel con un número de teléfono y el nombre “Sergio” debajo, lo cogió y lo rompió, arrojando los pedazos a la papelera de su cuarto.

“¿Tendría que regresar?” Esa idea daba vueltas en su mente una y otra vez desde aquella tarde en la que había ido a la playa, a investigar (en realidad más bien a confirmar lo que ya sabía) la superposición de diez tonos distintos de gris en una gama real a pesar de su incoherencia.

Todo se había vuelto tan monótono.

Y no es que fuera una adicta a las emociones fuertes, desde niña, había preferido un paso tranquilo de la vida y detestaba cuando las cosas comenzaban a girar (su psicoanalista le había dicho que eso tenía que ver con un trauma de cuando tenía siete u ocho años y tuvo un accidente en el parque) lo que siempre era un indicativo de que su escasa resistencia se había vencido.

El poema, probablemente el mejor que había escrito (a falta de otro con que comparar) hablaba acerca de dos cosas sobre las cuales no creía saber mucho: desesperación y soledad, se había negado sistemáticamente a correr riesgos que implicaran heridas emocionales, de hecho, había estudiado arte nada más para hacerse creer a sí misma que podía tomar riesgos y sobrevivir.

¿El resultado? no podía terminar el estudio para su graduación sobre luces y paisajes, incapaz de concentrarse en “sencillamente los hechos.” Había viajado más de tres veces por allí, buscando la locación perfecta para el cuadro que justificaría todo aquel tiempo gastado, pero no podía hallar el lugar donde se sintiera a gusto como para pintar lo que quería.

“¿Tienes miedo?” Se dijo silenciosamente a sí misma mientras daba vueltas en la cama, incapaz de dormir.

“Lo más cercano a la comodidad,” continuó, había sido ese viaje al pueblo de montaña donde había hecho ese estudio y conocido a aquel tipo que parecía tan solitario como ella, sólo que peor “¿Por qué jamás le hacemos frente a quienes realmente somos?” Pensó de nuevo, sin obtener una respuesta.

“Hora de dormir, Maya.”

El sueño la había vencido ya.

Cuenta Adelante (I)

He reordenado este post para ponerlo junto con su continuación, tengo pendiente terminarlo hace mucho, pero al menos voy a intentar completarlo por entregas



Entre las cosas que aun le dejaban huella, Esteban recordaba el día que lo llevaron a conocer el amor.

Su padre, un ejecutivo de nivel 6 de la ciudad lo embarcó, apenas cumplidos los diecisiete, en camino hacia la edificación que los habitantes de su ciudad llamaban en voz baja “El Palacio.”

El viaje transcurrió como transcurre un sueño, lento y rápido a la vez y sin sentirlo realmente, aunque siendo perfectamente consciente de lo que ocurría.

Su padre, quien veinte años antes había discurrido por los mismos pasillos lo guió, silenciosa y discretamente, hasta la entrada del hall de los encuentros.

-Desde aquí vas solo.

Estaban avanzó, sin pensarlo, apenas dando una breve mirada atrás a su padre, que sonreía de una manera demasiado solemne, que no le conocía.

Embriagado como estaba, de las fragancias sutiles del palacio y de la extraña y seductora música que podía oir pero no seguir realmente, entró al hall, una habitación amplia, en cuya parte central se erigían columnas tipo Corinto a todo lo largo, enmarcando una gran alfombra roja con motivos dorados que simulaban dragones y otras formas caprichosas.

Y los espejos.

Los pudo ver apenas dar un paso hacia aquella alfombra, su propia imagen, decenas y cientos de veces repetida, como nunca antes se había visto, había cambiado su atuendo usual por una especie de bata muy larga de seda, debajo de la cual sólo llevaba lo estrictamente necesario, al tiempo que una joven que bien hubiera podido trabajar como recepcionista o asistente personal en la corporación de su padre tomaba sus datos en una terminal y le hacía preguntas al azar, que no tenían ninguna relación entre sí.

Vino desde el otro lado del hall.

Al principio la noto, más que por la vista, por el olfato, un cambio en la fragancia de la habitación, al tiempo que un sutil cambio de tono en la música le indicaban algo y luego supo donde mirar.

Era casi tan alta como él, y sus cabellos negros -recién lavados al parecer- caían desordenados por sus hombros, una frente no muy amplia, ojos color almendra lo suficientemente grandes, una boca pequeña y muy roja y una nariz que armonizaba con el conjunto, no pudo dejar de encontrarla atractiva y al mismo tiempo, terriblemente misteriosa, algo en ella lo turbaba.

No quiso pensar en lo que había debajo de su bata, que era mucho más corta que la suya y descubría unas bien proporcionadas piernas. Había algo en ella que hacía presagiar lozanía, y eso lo incomodaba, recordó en aquel entonces a todas sus “novias” anteriores de la ciudad, y sus especiales atributos, tan artificiales como el dinero pudiera comprar, y su olor (¿por qué era tan importante para él el olor ahora?) tan rancio, tan ausente de naturalidad.

En cambio, ella…

-Hola.- dijo, en un tono entre amable y expectante, Esteban, sin darse cuenta había avanzado hacia ella desde la distancia, tan atraído como las polillas al fuego.

-Es un poco raro ¿no? – respondió él, acercándose más e invitándola a caminar con él (¿por qué demonios le resultaba tan natural el hacerlo?) ella asintió, y anduvieron juntos desde entonces.

Entre la maraña de acontecimientos de ese singular día, recordó que había sido mediodía al llegar a la isla, y que ambos habían pasado toda la tarde andando juntos por distintos ambientes de la mansión, raras veces se cruzaban con alguien, y de ser así eran parejas de jóvenes como ellos, que los miraban y saludaban con una inclinación de cabeza.

Al atardecer, mientras le revelaba a ella el último de sus secretos (ya que en todo aquel trayecto de horas había sido tan abierto y honesto con ella acerca de él mismo como nunca se lo podría haber imaginado) en una lujosa alcoba del Palacio, que al parecer ya estaba destinada a ambos con anterioridad, se sintió lívido primero y luego denso, estallando desde dentro con una serie de emociones que no había explorado aun y que aquella desconocida, con su compañía, su cuerpo y sus atenciones, había sabido invocar.

Recordó, mientras se abandonaba a la culminación, que ella no había llevado nada debajo del traje, y esa certidumbre lo había turbado, al tiempo que ella, a horcajadas sobre él, alcanzaba el clímax.

“¿Qué era la vida?” pensó durante aquel breve instante en que el placer se asienta y el vértigo de las cosas desciende a su velocidad normal y, presintiendo una respuesta sólo atinó a decirse a sí mismo. “Es la oportunidad de probarlo todo.” Al tiempo que ella, Sudorosa y agotada, se dejaba caer sobre él, presa de su propio arrobamiento.

Se acercó y le dijo al oído muy suavemente antes de caer dormida entre sus brazos:

-Me llamo Celeste.



... Y así va por ahora

Sobre las "distopías" y las "Utopías de la Comodidad"

Este es el borrador de un artículo, y como tal, puede contener varios errores, lo posteo porque creo que dice algo que pueda quizás resultar legible.


La Distopía o Utopía negativa es uno de los sub-géneros que engloba el campo de la Ciencia Ficción. Como su nombre lo indica, hablan de situaciones posibles en las cuales algo ha salido fundamentalmente mal con la humanidad y tanto las libertades como los derechos se han visto conculcados y extintos en nombre de la "estabilidad."


Así,1984 de George Orwell la distopía por excelencia, nos habla de un mundo ensombrecido por el poder de un estado omnipresente, donde el pensamiento individual es reprimido y toda respuesta o abuso se justifica en nombre del "Gran Hermano" que resulta ser una abstracción vacía, una sublimación.









Otra obra Cápital en este tema es Un Mundo Féliz (o Brave New World) de Aldous Huxley, en la cual la sociedad, En nombre de la estabilidad ha institucionalizado la desigualdad, sectorizándola en función de una posición social que prioriza la capacidad de uso del poder y el autodominio, teniendo regulados hasta el descanso y el placer (mediante el uso de la droga Soma y un aparato llamado el Sensorama)





Otras distopías que nos suenan a memoria son la magnífica historia de Ray Bradbury Farenheit 451, en la que una cúltura sin literatura y con bomberos que en vez de apagar incendios (que ya son una especie extinta) se dedican a crearlos destruyendo libros y en el que sólo unos pocos pretenden reconstuir, desde el relato oral, la vieja cultura que el folletín (aparentemente la causa de la censura fue un elevado aumento del lodo y las miasmas que se publicaban) y el totalitarismo (que divide a las personas al hacerlas incapaces de agruparse en una idea común, máxime el disfrutar una vida fuera de los parámetros ya establecidos)o el totalitarismo sigmenita de Los Amantes de Phillip José Farmer, en la que una sociedad superpobalda se ha impuesto, para el mantenimiento de su estabilidad, una rutina de hábitos sociales que reflejan una gran represión del individuo y del despliegue de sus capacidades emocionales y sexuales, en nombre de La obediencia y el correcto actuar. Una aun más significativa es Jinetes del Salario Púrpura,del mismo autor, el cual en una conversación privada con unos amigos de COYLLUR definí como "Una Utopía de la comodidad."

Regresando a este término, resulta entre interesante y alarmante comprobar como, en la medida que las tendencias mundiales, tanto en el desarrollo técnico-científico como en la complejidad de la información que manejamos parece incrementarse también una tendencia social hacia el retroceso, hacia la definción del "progreso = regreso".

Si bien, los últimos cincuenta años (o cien) han visto la consecución de el má alto nivel de vida jamás experimentado por la humanidad, también han determinado la consolidación de un modo de vida basados en la perpecutación de la comodidad en el plazo inmediato así como de la perpetuación de los modos de producción y relaciones sociales que mantenían esa comodidad, es decir, La legitimación de la desigualdad. Lo que, en el caso del proceso actual de Globalización de la Economía se hace más patente, en especial en aquellos países,que, como el nuestro, no están invitados a la fiesta.

Es interesante notar lo atípico de esta coyuntura, recordemos: hasta ahora, el discurso de fondo de los asuntos mundiales era de orden ideológico y basado en bipolaridades establecidas para tal fin y para justificar la persecución del diferente (comunista-capitalista, etc.)hasta que la caída de la Unión Soviética sencillamente sinceró las cosas.

Es entonces, bajo este cristal, que podemos decir que sólo hay una herramienta de control social y es bastante eficiente: La Economía.

Y es que, en la medida que los niveles de consumo de las personas se mantengan altos y de acuerdo a lo que el "estándar de vida" que dictan los medios y los impuestos estén bajos, entonces no hay nada de que temer.

Esta "economización" del planeta se ve plenamente justificada por el panorama de la Economía mundial, en la que los principale contendores ya no son países o bloques económicos, sino corporaciones Transnacionales, macroempresas fagocitarias por cuyos montos de inversión nuestros países compiten como los perros porel hueso, y que tienen el poder suficiente para corromper o destruir a un país (mediante un retiro de inversión imprevisto) y lo peor de todo: con dinero que NO ES REAL.

Veamos: los valores en los puntos de variación de una acción en la bolsa no existen realmente hasta que se cobran, de hecho, las reservas internacionales y fondos de bonos al portador y demás instrumentos financieros no son sino dígitos en una computadora. Por lo tanto, hemos pasado del mercado de objetos al mercado de percepciones, ya que es una percepción de riesgo lo que hace a un instrumento financiero cualquiera subir o bajar, con todos los grados de manipulación que eso pueda tener.

Sin embargo, las complejidades de estos asuntos pasan desapercibidos para una buena cantidad de personas, y de hecho, recibimos mensajes constantes para hacernos olvidar de lo grave de estos problemas, allí es donde entra el papel de los medios y el entretenimiento.

En general, en una vida que circula alrededor de los quehaceres laborales, lo importante (y la principal fuente de consumo) no es el trabajo, sino el OCIO. Por lo que una buena parte de las acciones de algunos agentes económicos se orientan a tal fin, insistiendo en la creación de "juegos" en los que participamos aceptando nuestro papel de obaservadores pasivos y no cuestionadores: prensa rosa, programas de espectáculos, sitcoms y telenovelas, el folletín político, videojuegos y libros de autoayuda, entre otras cosas, forman parte de la parafernalia destinada a ganar dinero a costa de nuestro ocio, condicionándonos a un comportamiento compulsivo en el ansia por estar "en la cresta de la ola" y no sentirse "común" otra ilusión más, ya que sin economías de escala las palbras Ipod, Harley-Davidson o Versace no tendrían sentido. Sin embargo, una sociedad de consumo no siempre es una sociedad culta y consciente, como la siguiente imagen que una amiga me envió y que habla de los problemas del mundo:

Una demostración gráfica de los problemas de EE.UU

Es más, si a una sociedad basada en este tipo de comportamiento, agregamos la aparición del ingrediente de "la religión coroporativa" cierra la tenaza en torno a las personas, enseñándoles a no asumir responsabilidades ni por su entorno ni por el transcurso de las cosas, dejando en manos de otros su participación, esta forma de pensamiento es opuesta a la democracia y puede justificar cualquier cosa. O como Frank Herbert diría en El Mesías de Dune: "Cuando la religión y la política van en el mismo carro, se va a toda velocidad, hasta que se llega al precipicio y siempre es demasiado tarde antes de darse cuenta que eso ocurre.. ¿No es entonces previsible lo que puede ocurrir con la mayor potencia del mundo y su propia "Utopía de la comodidad"? (frase completamente engañosa para la mayoría, como los sucesos de los últimos meses han demostrado, pero cuya ilusión subsiste en la imaginación de sus alucinados gobernantes.)¿no tenemos acaso suficientes señales de que el clima ha sido alterado por nuestra propia búsqueda de comodidad? entonces, la pregunta cae por su propio peso:¿Estamos frente al final de una era. Muchas situaciones parecen indicar que si y la peor ¿Qué hacer al respecto? una pregunta cuyo intento de respuesta dejo pendiente para otros posts.

Bueno, si alguien tiene algo que decir, digalo.



Algunos recursos


9/19/2005

Actualmente Leyendo y Escribiendo (II)

Veamos:

Leyendo:
"Olympos" de Dan Simmons 250/559, el maldito libro es adictivo y no me atrevo a tratar de hacer un resumen de lo ocurrido porque pasa DE TODO. Los dioses comienzan a matarse entre sí, aprovechando que Zeus está dormido. Los aqueos reinician la guerra con los Troyanos, Elena de troya deja casi muerto a Hockenberry, Aparece Setebos, en fin Hell breaks loose.

Terminé "Historia del Futuro III" de Heinlein, la verdad, nada impresionante.

"Los premios Hugo" una compilación de Isaac Asimov en la que hay cuentos de Vance, Delany, Dickson y Niven, he leido "Amos de dragones" de Vance (nada extraordinario, pero es Vance) y la de Delany "El tiempo considerado una Hélice de piedras semipreciosas" (menudo titulito para un cuento que narra las desventuras de un forajido en un sistema solar permisivo con el crimen, sin mayor atractivo salvo la cuota de misterio.

He iniciado "Un camino a Casa" de Ted Sturgeon y no puedo decir nada aun, es uno de los muchos buenos autores que aun no leo.

Escribiendo:

Cuenta Adelante, que sigue donde estaba y el cuento mainstream del que hablé (de nombre Alas Oscuras) ya está al 80%, no creo que pase de mañana.

9/09/2005

Un Ayer Yace entre Flamas...

Mi segundo cuento "publicable" está circulando por la red ya, es una especulación acerca de viajes al pasado, exploraciones a través de la voz de la tierra.

Pueden encontrarlo en Este Link, un compilado en PDF de Velero 25 así como en Este otro Link de Ciencia Ficción Perú en HTML.

El cuento es resultado del trabajo de taller de la lista de correo de COYLLUR en la cual el relato fue criticado y se hicieron sugerencias para mejorarlo, viendo la luz en esta versión después de 4 meses de trabajo.

Actualmente estoy en preparación de otro cuento de ciencia Ficción (el título está en un post anterior) y uno Mainstream que tiende hacia historia de Fantasía, que es un regalo que le tengo pendiente a una amiga. Ello, sin contar la miriada de reseñas y comentarios y posts (en este y otros blogs) que tengo pendientes. Juá! :(

Bueno, a seguir dándole y espero que los lectores lo disfruten.

Si se atreven, dejen algún comentario. :P

8/31/2005

Actualmente leyendo y escribiendo:

Veamos, primero con las lecturas:


  • Olympos, de Dan Simmons, (e-book) 26/624, la novela anda bien y Simmons mantiene su estilo, y salvo la aparición de la desconocida esposa de Paris durante su funeral (asesinado por Apolo) no ha ocurrido realmente nada.

  • Historia del futuro III de Robert heinlein 93/238, en medio del cuento "Si esto continúa," se está organizando una rebelión contra los profetas y aun no ocurre la tormenta... pero veremos.


Escribiendo:

  • Una traducción de una entrevista a Jerry Pournelle para
    Velero 25 que va en 6 de 9 páginas, una joyita el tipo....

  • "Cuenta Adelante" Cuento cuyo fragmento postee anteriormente, palabras más palabras menos... aun estoy a menos de la mitad



Y eso más nada... :'(

Otro Aburrido Post

Acerca de un estado de animo no muy bueno



Como debe adivinarse por el título de este post, no estoy nada bien de animo, la verdad, es uno de esos días en que no sé porque estoy tan abatido (bueno, si lo sé, una es por problemas de dinero y la familia, que son los más frecuentes y la otra es rídiculamente inconfesable) pero en todo caso, Khalil Gibran lo expreso mejor que yo cuando hablaba de ese tipo de emociones:




EL GRAN ANHELO



Aquí estoy, sentado entre mi hermana la montaña y mi hermana la mar.

Los tres somos uno en nuestra soledad, y el amor que nos une es profundo, fuerte y extraño. En realidad, este amor es más profundo que mi hermana la mar y más fuerte que mi hermana la montaña, y más extraño que lo insólito de mi locura.

Han pasado eones y más eones desde que la primera alborada gris nos hizo visibles uno al otro; y aunque hemos visto el nacimiento, la plenitud y la muerte de muchos mundos, aún somos vehementes y jóvenes.

Somos jóvenes y vehementes, y no obstante estamos solos y nadie nos visita, y a pesar de que yacemos en un abrazo casi completo y sin trabas, no hemos hallado consuelo. Pues, decidme: ¿qué consuelo puede haber para el deseo controlado y la pasión inexhausta? ¿De dónde vendrá el flamigero dios que dé calor al lecho de mi hermana la mar? ¿Y qué torrentes aplacará el fuego de mi hermana la montaña? ¿Y qué mujer podrá adueñarse de mi corazón?

En el silencio de la noche, en sueños, mi hermana la mar susurra el ignoto nombre del dios flamígero, y mi hermana la montaña llama a lo lejos al fresco y distante dios-torrente. Pero yo no sé a quién llamar en mi sueño.

Aquí estoy sentado, entre mi hermana la montaña y mi hermana la mar. Los tres somos uno en nuestra soledad, y el amor que nos une es en verdad profundo, y fuerte, y extraño...


Vuelvo sobre el tema más tarde...

8/17/2005

Adrenalina mía...

Y slaiendo de un examen...



Y bueno, saliendo de un examen y antes de ir a alguna parte, es extraño cuando sientes este ramalazo de adrenalina después de terminar, como si los miedos y las esperanzas se unieran en un coro glandular... ¡SOMOS LIBRES!, en fin... da para algún otro comentario posterior.

De hecho,ya lo olvidaba, hay una amiga a quien debía llamar y no lo he hecho :(, bueno en eso vamos... total siempre andamos con demasiadas cosas pendientes.

¡¡¡Maldito Radioblog!!!! Algo en este mundo impide que te configure, pero no importa, caerás igual.

Antes de irme, los dejo con la letra de una de mis canciones preferidas del momento, "Rebirth" de Angra la pondré en el radioblog en cuanto pueda configurarlo, atención a la parte de la letra destacada:


Cooling breeze from a summer day
Hearing echoes from your heart
Learning how to recompose the words
Let time just fly

Joyfull sea-gulls roaming on the shore
Not a single note would sound
Raise my head after I dry my face
Let time just fly

Recalling, retreating
Returning, retreaving
A small talk your missing
More clever but older now

A leader, a learner
A lawful beginer
A lodger of lunacy
So lucid in a jungle
A helper, a sinner
A scarecroow's agonyzing smile

Oh! Minutes go round and round
Inside my head
Oh! My chest will now explode
Falling into pieces
Rain breaks on the ground-blood!


One minute forever
A sinner regreting
My vulgar misery ends

(And I) ride the winds of a brand new day
High where mountain's stand
Found my hope and pride again
Rebirth of a man


Time to fly...


Portada de este muy buen album:

8/16/2005

¿Navegando en un mar de madera?

Ser en uno en todos los momentos




¿Qué puedes hacer con una pluma, un perro y una pregunta sin sentido?


El Mar de Madera de Jonathan Carroll es uno de mis libros favoritos (ya postearé una lista de ellos en otro momento,) no por su prosa (que es bastante elegante y muy sentida), no por su trama (que es descoyuntante y exótica)sino por los significados puestos entre rendijas por su autor, que hablan de una sabiduría más que interesante.

Uno de los textos que me permitó entender mejor esto fue el libro XY: La Identidad Masculina de Elisabeth Badinter (discipula de Simone de Beauvoir) en la cual habla acerca del Mito del Hombre en la medida que el "Hombre" ha construído su rol y su definición de "masculino" a la inversa de la mujer, cuyo rol viene dado por la biología. y para salir del entuerto habla también del hombre reconciliado, esto es: mientras tengamos una madre, habrá un lazo ineludible e indisoluble entre ambos, y por tanto, los hombres tendremos un lado "femenino" que no podremos negar, y que ciertos "ritos de madurez" culturalmente impuestos hacen que neguemos y olvidemos. ¿resultado? toda una serie de transtornos y confusiones, que terminan (o no) en algo que llama reconciliación (y de allí algo que un amigo me decía "aprende a reconciliarte").

Una de las partes más interesantes del libro, en este tenor es cuando el protagonista, Frannie McCabe, viaja por algún azar no explicado a su epoca de adolescencia, encontrandose con su padre en un snack bar, y hablando con él como otro adulto, escuchándolo hablar de los problemas de SU hijo (o sea él) y probándole que las cosas no son a veces tan malas como uno cree.

De pronto, y ante la sorpresa de él, descubre que su padre (al cual su madre no podía distinguir en una multitud) tenía una amante, y lejos de molestarse con él, lo comprende, al saberse semejante a él como hombre y al comprenderlo, no en la dimensión arquetípica que siempre tenemos sobre nuestros padres, sino en una dimensión de reconciliación, aceptando (y aceptándose) en ese marco.

Otra parte extraordinaria es el final, cuando McCabe, a punto de morir, trata de enterrar al difunto Caz de Floon, alguien que por extraños designios que tienen que ver con los objetos mencionados al inicio el post, viene del futuro para ser asesinado por su yo más joven (y venga uno a interpretar eso) y en ese instante, todos sus otros yo, desde el niño hasta alguien muy parecido a su yo actual aparecen para darle una mano y él comprende: "Lo más importante es ser consciente que eres tú en todos los momentos"

¿Cuántos de nosotros podemos decir eso?

Hitos del pasado sin nombre...

Era una tarde de Abril, o una de Mayo, hace doce años, y me la pasaba (como casi todas las tardes de aquellos días escolares) haciendo tareas y escuchando Telestereo 88 FM (que ya no escucho, es feo cuando ya comienzas a saberte todas las canciones de memoria...) y, repentinamente, una de esas voces inspiradas, sale por allí...

"I was alone,
Till I met you
And I was in need
Till You brought me through
I was blind
and could not see
....
We'll be together
But it's now
can be forever."

Recuerdo sobremanera la canción, y sobretodo el solo de saxo antes del final, tenía uno de esos aires gospel que inspiran, y sospecho que la canta Michael W. Smith, el problema es que aun no sé como se llama (y eso que he revisado su discografía en la red, pero... ¿cuál será? ¿dónde estará?)

Probablemente -pienso- sea como con los estados de animo cuando los ves a cierta distancia, no quedan más que rastros y nombres, pero de la experiencia, nada.

Posibilidades Inacabables

Abro este gran cajón de Sastre esperando que funcione. Y pues, a publicar.

Aquí verán (si es que alguien ve) cosas variadas; música, reseñas de libros, animes y comentarios personales, así que digamos que es una ventana hacia alguna parte.

¿pero cuál?

Averigüemoslo