5/29/2006

Lo Insano de la política


La política no es un tema del cual me ocupe en este blog, pero es uno de los que más me preocupa y ese es el motivo de este post

El sábado que pasó, en la reunión que los miembros de Coyllur tuvimos mientras asistíamos al evento de promoción de la lectura de Promoliro en la ex estación de Desamparados, Micky Bolaños me comentó de un artículo publicado en El Comercio en el que el destacado psiquiatra Saúl Peña opina sobre la actualidad electoral, a menos de una semana de la segunda vuelta.

En el artículo, el Dr. Peña habla acerca de la “aparente” (digo aparente por la misma razón que se dice “sin confirmar”) campaña mediática contra el candidato Ollanta Humala, al cual, citando al mencionado articulista “se le sataniza al mismo tiempo que se le idealiza.”  Y es cierto, al rehazar una alternativa política con un epíteto, al calificar a una persona o a una propuesta del tipo que sea con algún adjetivo enjundioso, no estamos mellándola, a lo más, estamos demostrando lo patético de nuestros limitados juicios de valor.

Ahora, los juicios de valor que imperan en la prensa actualmente –y no sólo en lo referente a la coyuntura electoral- respecto a una definición consensuada de lo “políticamente correcto” dentro de este ambiente son tributarias de visiones y estructuras de creencia muy particulares y casi patológicamente arraigadas.

Para ejemplo, cito la siguiente columna de Guillermo Giacosa en Peru.21, en la cual comenta una entrevista de la “destacada” periodista Rosa María Palacios al candidato, señalando su particular mala entraña para con él, cito: no pude evitar preguntarme si la periodista entrevista para el conjunto de sus televidentes o, inconscientemente, lo hace para el grupo social al cual, por pertenencia o por ideales, quiere complacer.

Entonces, al igual como en el primer post que hice sobre el fenómeno de la lectura, existía una “realidad oficial,”  en el periodismo –o al menos en el periodismo político de estos días- existe esta especie de realidad oficial que sólo existe realmente en la cabeza de los operadores mediáticos, que, bajo su particular óptica rechazan de plano siquiera la discusión de cualquier alternativa a su visión (llamándola incluso una “visión global”)

Aquí hay varias precisiones que hacer, me parece.

Las personas que suscriben la opción de “visión global” están suscritas a la misma estructura económica desarticulada e improductiva que ha imperado a lo largo de la historia peruana, en la cual la costa es para la agricultura y la industria, la sierra sólo para la minería y la selva para talarla. Esta manía predatoria, incapaz de enfocarse a otra cosa que no sea la actividad extractiva, es realmente exasperante.

Además, ninguno de ellos está hablando en serio de la improductividad de las empresas peruanas (cosa que como ingeniero industrial en ciernes, es una preocupación de primera mano) dado que el aumento en las exportaciones se debe, esencialmente al alza de precios internacionales y a que –afortunadamente- están comenzando a lanzarse nuevos productos de bandera, sin que estos grupos de poder tengan nada que ver en ello.

Sino, sigamos recordando, la porción política del ATPDEA era el impulsar proyectos de exportación para impulsar el desarrollo alternativo de cultivos en la selva, de modo que las plantaciones de hoja de coca disminuyesen, pero a punto de terminar el acuerdo lo que vemos es que los beneficiarios son los mismos de siempre, a pesar de la enorme magnitud de potencial genético y biotecnológico existente en la selva y que sigue desaprovechándose.

Ante esto, se hace evidente la aparente condición de iluminados que algunos de sus voceros tienen, y que van a cualquier debate convencidos casi desde una posición dogmática respecto a que sus “recetas” (las del FMI: apertura comercial, limitar el papel del estado, etc.) son las únicas bajo el sol, cuando lo que en mi particular conocimiento indica es que las reformas económicas deben estar necesariamente acompañadas de reformas sociales y educativas, como en los casos de Irlanda y Finlandia, para citar algunos (aunque esta más cercana al socialismo: contaba con un plan estratégico nacional y un compromiso de inversión en áreas estratégicas determinadas mediante un estudio prospectivo, ahora ¿no suena eso conocido?) es decir, El manejo económico basado en cifras no garantiza crecimiento consistente, a lo más ilusorio y con altos costos sociales.

Entonces, lo que se tiene es algo cercano a un doble lazo esquizofrénico, en la cual, ciertos grupos de interés hacen pasar su opinión muy particular como verdad y, ante cualquier otra opinión discordante, verdadera o no, la emprenden en una campaña de intimidación en toda norma. Si le sumamos además la actitud de los mismos medios respecto a Alan García (quien, como señala el Dr. Peña, es más rico que Humala y Lourdes Flores  Juntos) a quien obsequiosamente regalan páginas llamándolo “el mal menor” y cuya campaña enfocada en el slogan: “el cambio responsable” es un dedo queriendo tapar el sol de las tropelías y desastres cometidos durante su gobierno que, indudablemente, nefasto y gracias al cual tuvimos diez años de vergonzoso  fujimorato (no vergonzante, como algún político trasnochado solía decir)

Todo lo cual me hace preguntarme ¿es posible que la angurria de poder (o de acomodo, que es lo mismo) sea el motivador de estos grupos de personas? ¿Es entonces la desigualdad existente no un mal social que debe ser tratado sino un bien que permite a estos grupúsculos distinguirse como “los diferentes” en una sociedad donde todos andamos medio mezclados? ¿Hasta tal grado de insanía puede pretender llegarse con tal de defender una posición dizque ideológica?

El tiempo –me temo- dirá su veredicto.

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