12/22/2005

The Wall y Modernidad Líquida


Este miércoles, por azares del destino, me pasé una buena tarde con Elisa y Malko viendo una película muy interesante.

Elisa me lo había comentado por el MSN, y bueno, yo iba en un plan más bien pirata (ve, copia y retirate), pero la fuerza de la visión me sobrecogió. Estamos hablando de la Opera Rock The Wall, que colocó en las puertas de la inmortalidad a Pink Floyd con una visión ácida y poderosa acerca de lo que el sistema es capaz de hacer para alienar (nunca el término marxista estuvo mejor usado) a una persona y lo que se puede desatar a consecuencia de esta constante represión, que inevitablemente conduce a que los peores se encumbren.

Así hemos tenido ilustres miembros de la Historia Universal de la Infamia como Hitler, Idi Amín Dadá, Ferdinand Marcos, Suharto, Stroessner o Pinochet u Osama Bin Laden ¿Y por qué? porque existen como resultado de una pugna de poderes que crea personas con labores específicas para un juego dado (digamos, la guerra fría) pero cuando el negocio termina, se vuelven problemas políticos al ser demasiado rádicales o peligrosos para la "fachada" de la nueva imágen que se quiere dar (con esta línea de pensamiento no me sorprende que el riesgo país haya subido a consecuencia de la "Amenaza Humala")

la sociedad (o quizás sea una percepción sobresimplificada mía), embebida por la alucinación utilitaria de la "Utopía de la comodidad permanente" (en un post anterior hablo sobre el tema) entonces, se presume una especie de unilateralidad respecto a lo que se espera de la política, la economía y la sociedad, lo que no es de sorprender por la naturaleza misma de esta.

Al respecto, Elisa me mencionó Este Artículo que ha publicado en su Web y que, citando al investigador pólaco Zigmunt Bauman (¿será Zigmund?) menciona que la "modernidad" es un concepto líquido.

¿Por qué? por los cambios que su propia evolución se impone, si comparamos los conceptos de "moderno" que las diversas generaciones anteriores han tenido pues se hace bastante notorio que el cambio sucede, y lo que permanece (aunque no por mucho tiempo) es uno mismo.

Bauman termina con la siguiente frase (según recuerdo) "No hay razones sólidas para ser optimista, pero Dios nos libre de perder la esperanza lo cual resulta al mismo tiempo intrigante y conmovedor.

Es interesante ver como la percepción que tenemos de un individualismo creciente de la falta de cuestionamientos al Statu quo (que se define en términos económicos, no políticos ni ideológicos) contrasta con las evidencias que la evolución depende tanto de la competencia como la cooperación, según menciona este artículo de The Economist.Entonces ¿Qué crea la enajenación? esa es una preugunta clave, que me temo, aun no tiene respuesta. Y hay muchas perspectivas al respecto, en todo caso, el debate sobre que es ese extraño que llamamos "ser humano" continúa activo y continuará, aunque, como quizás sugiere este artículo, se nos estén acabando las ideas.

En todo caso, depende de cada uno de nosotros no aislarnos de nuestro entorno. ni desconectarnos de nosotros mismos, ya que, en tiempos inciertos como estos (y que seguirán siéndolo) no hay nada más claro en que confiar que en la historia propia y de nuestras relaciones. De otro modo, terminaríamos en la cacofonía de Falubert o en un permanente diálogo de sordos (que no es algo demasiado lejano a lo que nos pasa ahora) entonces, está en nosotros el crecer, el deber de crecer.

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