6/09/2006

La Educación en la encrucijada


Hace un par de Noches, excepcionalmente estaban en casa sintonizando "la Ventana indiscreta" de Cecilia Valenzuela y escuché a Leon Thratemberg hablar de como mejorar la extraordinariamente mala educación pública peruana, que como él mismo señala: "ha ido de igualadora de oportunidades a perpetuadora de diferencias".

La entrevista fue bastante mala, de hecho, parecía un publirreportaje en el cual el entrevistador tiene las preguntas apuntadas y las repite con una oronda sonrisa sabiendo que el interlocutor va a lucirse, por más que el diagnóstico haya sido acertado de parte del Sr. Thratemberg (como lo son casi todos los que se hacen al respecto, sin que haya decisión política ni acción clara al respecto) y que la propuesta de declarar el 2007 una moratoria educativa para que los alumnos sean capacitados (literalmente) exclusivamente en matemáticas y lenguaje suene bien, hay algo en el discurso y en la ecuación que me sonó a mi madre y a mí (ambos estamos en este negocio) mal.

Primero, no se habló para nada de la pertinencia que la educación debería tener con la visión de sociedad de un país (y es que, claro, no hay visión) formar capacidades genéricas sin una visión de propósito (de vida, para el alumno y el profesional) resulta algo medio baladí. Edmundo Murrugarra, el encargado de la parte educativa del plan de UPP si habló de ello en un debate que tuve oportunidad de ver en la Asociación Guadalupana antes de la segunda vuelta, y ese concepto ha sido obviado olímpicamente por el anteriormente mencionado señor.

Segundo, el papel de la educación superior es sólo visto bajo una mirada prejuiciada y, en mi modesta opinión, mercantilista. La primera obligación de la universidad (sobre todo la pública) es Aportar al país conocimientos útiles y personas capacitdas para usar y crear conocimiento y la Universidad pública tal como los profesores que tenemos y la mayor parte de los alumnos se han metido en la cabeza desde la academia, es una Fabrica de Cartones, que sólo sirve para insertarnos en el mundo laboral, es decir: Los universitarios tenemos una enorme deduda pendiente con la sociedad, y nos estamos haciendo los locos al respecto, ya que grupos de investigadores (que los hay, pocos y que pueden haber más) y otras comunidades de proyectos pueden cubrir la brecha entre las aulas y la calle, con beneficios para todos y entonces, el estado podría rentabilizar en algo lo que invierte en nosotros. Hay algunos tibios esfuerzos al respecto, pero aun falta orientarlo como parte de las políticas institucionales (al menos en la UNI, el tema del emprendimiento fue manejado por novatos con una muy escasa noción de criterio técnico, esto es, si eres civil, emprende en eso o en algo afín, porque si estudias para ingeniero ¿qué haces teniendo una granja de cuyes?) creo, honestamente, que desde el aspecto técnico hay muchísimo por hacer por la empresa peruana, en especial por la pequeña, micro y mediana.

otra nota, asaz relevante, pasa por ser capaces de cambiar nuestra actitud para con el proceso educativo y ser, como educadores, facilitadores antes que instructores, no puedes ser los primero sin lo segundo, pero requiere compromiso ser un facilitador y convertir el aula en un pequeño campo de batalla entre memes que haga que la comprensión, que es el verdadero aprendizaje, emerja naturalmente, ello requiere talento en la forma de hacer la clase, tal como se puede ver en el siguiente artículo recopilado por Mijarosoft.

Es entonces, una obligación impostergable del próximo gobierno (el de Alan García) el poner a andar una serie de reformas en el tema que encaminen a cambios positivos, con la decisión política correspondiente y el empuje presupuestario para darle a los alumnos la calidad de servicio que se merecen y a los profesores que se merecen (nos merecemos; aunque en mi caso, creo que es pedir mucho) y a la sociedad propiciar que esos cambios se den y los errores y excesos que inevitablemente ourrirán sean oportunamente supervisados y corregidos, porque si de la encrucijada de la educación en que estamos, no salimos, entonces, no habrá héroe ni mesías que nos salve de la debacle.

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