6/19/2006

Romance de una maja y un proscrito

Anoche, con motivo de la graduación de mi amigo, Alexander Férnandez como Ingeniero de Sistemas en la UNI, se hizo un pequeño soiree para festejarlo con amigos y familiares.

Estaba por irme cuando Oscar y Alex se mandaron con un duo de guitarra acústica que habían estado ensayando pero que no había tenido chance de escuchar, anteriormente, Oscar había estado tocando para el deleite de los presentes piezas de guitarra clásica como Recuerdos de la Alhambra y un par más cuyo nombre escapa a mi memoria.

La improvisación, era si no me equivoco, una reedición a dos voces, de una canción de Paco de Lucía que bueno, tenía una connotación evocadora impresionante.

No sé si fue la imaginación que necesitaba mover sus algo oxidadas ruedas (hace meses que no avanzo mi novela o escribo un cuento) pero ¿alguna vez han podido ver la imágen como una película, una secuencia de actos de los que la canción es un mero marco, una alusión? la primera vez que lo hice fue a los 12 escuchando el concierto de Aranjuez con la trama de una novela que está guardada por allí y que entragaré al fuego antes de publicar y así con varios otros.

La última vez que lo hice en serio fue el año pasado mientras escribía una novela corta llamada "la vía" basada en el universo de mi blog de CF max Overdrive y más allá mientras escuchaba una canción de la que ya he hablado anteriormente, Rebirth de Angra.

Aunque, esto fue, bueno, más intenso. Así que, antes que el recuerdo desaparezca, mejor lo escribo, es como un poema, y no sé como terminarlo, pero el blog está para eso.

Romance de una maja y un proscrito


Apareció con la tarde, fluída y veloz como el viento, de pasos lentos.
La maja de vestido rojo no tiene ansias ni espera,
paso a paso continúa,
camina.

Su vestido rojo refulge
con la fuerza de su sangre
su corazón ruge
y ella baila.

El silencio de la tarde se extingue y de pronto
aquel a quien no espera viene,
de camisa blanca
de ojos oscuros
de expresión vacía.

Ella no lo mira
solo gira, baila
estremeciendo la tierra
trás ella, un sol sangriento desciende.

El, decidido, mira más allá
a través de ella, a los mares
de los que volvió
a la tierra que dejó
a su promesa de vencer.

Y, al fin ve, finalmente
en la luz reflejada
del vestido de la maja
su sangre, derramada
un facón desenvainado
su honra será vengada.

Ella, inmisericorde, alza los brazos
sus ojos brillan
fijos en el sol
en el fuego
en el oscuro interior
que se resiste al verso

Y, él, perdiendo el miedo
se sumerge en su bailar
y mirándola a los ojos
la reta,

los cuerpos giran sin cesar
cual frnéticas marionetas
sus miradas trenzadas
en implacable duelo
con el sol, sólo testigo
de tal confrontación

hasta que, trás girar, el facón
volando a lontananza
queda perdido, los ojos vivos
de quien, vencido
se arrodilla, negras lágrimas
lo colman y maldice
de nuevo, la soledad
de un proscrito.

Y, con la luz crepuscular,
la maja, compadecida,
beso la frente marcada
del desgraciado proscrito
"somos, ves
del mismo sino
venidos a dar aquí
a este olvidado camino
sin lugar a donde ir"

Y dicho esto,
el fuego de sus ojos se apagó
no divina, humana
la maja se disolvió
en el ocaso.

Y el proscrito perdido
volvió a sonreir,
al verla vivir de nuevo
caminos abiertos al cielo,
al que volver.

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