6/06/2006

Sobre sincretismos y otras yerbas.

Pasadas las elecciones, la eliminación de mis dos equipos preferidos de la NBA y una práctica de investigación operativa II (para la cual estudié sólo 30 minutos) regreso a las actividades blogueriles (que ya se hacen un hábito, lo que es bueno, o quizás no.)

Y bueno, la fecha era propicia para hablar de Mitos, santos, demonios y demás yerbas (estoy escribiendo eso después, pero bueno...)

Leyendo el Blog de JL, con un nuevo punto de vista sobre los mitos, tal como los ve JW Campbell y hablando del Coyote mitológico (no de su pobre y desafortunado Emulo -¡maestro!- Willie E. Coyote es decir, el típico trickster que no tiene bandera excepto la suya y cuyo oculto plan es el que hace que las cosas pasen, con Loki de los Nórdicos como el ejemplo más claro de esto, una alusión del post me puso a cavilar y es que el éxito de una religión en ser personal (y por lo tanto, crear arraigo entre sus fieles) pasa por traducir la experiencia mística de la iluminación (satori, lo llamarían los Zen) a términos cotidianos.

En el caso de las religiones politeistas (con personificaciones antropomorficas y abstractas, como los griegos no politeistas y animistas como los indígenas peruanos) citando de nuevo a JL: las politeístas uno puede escoger al dios de la sabiduría si es que es un estudioso, o al dios de la guerra si es que uno es medio agresivo... y si uno es un geek siempre esta Athena.

Ahora, una religión monoteista no tiene esa cualidad, ya que al haber un sólo Dios, hay una sola vía a la salvación, tal como dice el evangelio de ¿San Juan? Sólo se va al Padre a través de mí, dijo Jesús, entonces, se niega la pluralidad en forma de ideas nuevas y se niega al punto de vista diferente, se proscribe al Prometeo del fuego sagrado y se le condena a la hoguera purificante.

Lo interesante es que, al menos en la religión católica no se dió un resultado de destrucción de las otras culturas, sino que también se dió un proceso de Sincretismo, absorbiendo mitos de otras culturas en la medida que eran asimiladas al Corpus Canonicum de la Doctrina, un caso muy interesante es el caso del Culto Mariano, el cual fue esgrimido como arma por la Iglesia para Combatir el muy difundido culto a Isis, diosa Egipcia de la fertilidad, recordemos que María es la virgen santa, pero también es la madre del salvador: es decir, es la Isis que pare a Horus, la Rhea que da a luz a Zeus y lo esconde de su devorador padre Cronos. Es la intercesora ante Dios por nuestros pecados, tal como Hera intercedía para aplacar la Colera de Zeus.
¿interesante, no?

Otro Ejemplo mucho más claro y cotidiano es el sincretismo con las religiones de los pueblos conquistados, en la que los santos juegan un papel fundamental, así, para los esclavos africanos desperdigados por America, el panteón Yoruba siguió siendo fuente de creencia, aunque disfrazado bajo el nombre de los santos cristianos (de allí el nombre santería que se le da en el Caribe) o en nuestra propia cultura, en la cual los Apus andinos (las presencias telúricas, montañas guardianes de nuestros pueblos, y que nos recuerdan nuestro vínculo indesligable con la tierra, en términos extensos, con el planeta) como El Señor de Muruhuay, a cuya fiesta tuve la oportunidad de ir hace muchos años (10!!!) o el célebre Señor de Coyllur Ritti (en la foto arriba), que no son más de deidades indígenas, que tienen una vinculación personal con la gente, a través del curandero, intermediario o Chamán.

Entonces, los dioses, aunque parezcan ausentes están allí, lo que pasa es que siguen, como siempre, disfrazados, habilidad aprendida de sus hermanos Tricksters.

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